viernes, 29 de octubre de 2010

MARK OLIVER EVERETT: CRÓNICAS I
"Un día me encuentro hablando por teléfono con mi héroe Tom Waits. No puedo creer que esté hablando con Tom Waits, un artista al que admiro desde hace mucho y al que soy incapaz de imaginarme como una persona real fuera del escenario; pero la voz cavernosa al otro extremo del hilo es inconfundiblemente suya. Más adelante me llama la persona que le ha dado mi número para preguntar si no era un problema habérselo dado. Le digo que no me gusta que mi número circule por ahí, pero que si John Lennon, Bob Dylan o Tom Waits se lo piden, no hay ninguno en dárselo."

EELS "Climbing to the moon"



lunes, 25 de octubre de 2010

OMBLIGO SIN FONDO

Ante el imponente volúmen de páginas que engloba esta monumental novela gráfica, uno puede hacer dos cosas: primera, asustarse de forma irremediable y mirar para otro lado; o, segundo y mucho más recomendable, sumergirse en el particular universo que nos propone el norteamericano Dash Shaw. El argumento es sencillo: una ordinaria (o era extraordinaria) familia media yanqui se reúne en la casa de la playa. El motivo: el anuncio por parte de los progenitores de su inminente divorcio, después de más de 40 años de matrimonio. El amor se ha acabado y toca reunudar el pulso vital por separado. Y aquí comienza una historia, que, a las pocas viñetas, te tiene completamente atrapado, con un trazo sencillo y eficaz, y con un dibujo a dos colores que no hace sino potenciar el elevado nivel emocional del cómic. Y a lo largo de las páginas se relata la tragicomedia familiar en tres actos, con cierta dosis de humor inteligente y momentos hilarantes, todo ello salpimentado con las diversas circunstancias de sus protagonistas y el efecto que produce en ellos la noticia: el padre, con su delicado estado de salud y su permanente melancolía a cuestas; la madre y su abnegada religiosidad; el hermano mayor, al que la situación le supera llevándole, literalmente, al más absoluto colapso; la hermana, con una seria crisis existencial y sentimental; y el hermano menor (con apariencia anfíbia a lo largo de toda la historia, por motivos que se desvelan en el desarrollo de la novela), un loser en toda regla, que ha perdido toda esperanza, y al que la visita a la casa de su infancia parece cambiarle (radicalmente) la vida. Y a esto hay que sumar cierto aroma de carencia emocional, de días perdidos, de playas desiertas, de calor y arena, de amor latente e ignorado, de olvido furioso, de encanto y desencanto jugando una definitiva partida de ajedrez. Una bonita historia altamente recomendable. Comic deluxe de 2010.

THE MORNING BENDERS "EXCUSES"

domingo, 24 de octubre de 2010

¿LA CANCIÓN PERFECTA?

Pués yo diría que sí. Gran voz, grandes arreglos, una dosis de tensión bien resuelta. La mejor canción posible para abrir uno de los mejores discos de este año. ¿Alguién podrá destronarlos? Me temo que no...



BEACH HOUSE "ZEBRA"

sábado, 14 de agosto de 2010

MEZCLANDO (Y COMPRANDO)

La locura se ha instalado en "Canta Ranas". A eso de las seis de la tarde terminamos de grabar todas las pistas y Paco se concentra en las mezclas. Después de dos días y medio de bromas, de chistes privados, y, por momentos, de latigo en mano cual domador experimentado, el Jefe guarda silencio, se coloca frente a la mesa y comienza a subir y a bajar potenciometros, a bajar y a subir volúmenes, a escuchar, a exprimir, y, sobre todo, a permanecer con un rictus serio y callado que no hace sino demostrar que nos encontramos ante, como el mismo diría, "cosas de mayores". Y por medio se deja caer algúna que otra canción de algún que otro artista de renombre que ha pasado por el El Puerto hace unas semanas, y cuya nueva guitarra Gretsch (que aún no ha estrenado) se ha colado por algunas canciónes de nuestro disco. Llamemosle privilegios del lugar.Y por el camino me dejo enredar y engatusar por una chulísima Squier Duo Sonic en una magnífica revisión de Vibes Classic y por una preciosa Epiphone Casino de edición limitada que volverán a casa conmigo. Y con una perfecta revisión por el mejor luthier de España, Chuchi, uno de esos amigos de Paco que, con una amabilidad y profesionalidad digna de elogio, realiza un trabajo que no hace sino poner de manifiesto, el impecable equipo humano que deambula por estas tierras gaditanas. De matrícula de honor.

jueves, 12 de agosto de 2010

PRIMER DÍA: GUITARRAS Y TAMBORES

Primer día de grabación. Nervios liberados, tensiones enjauladas, de nuevo buenas vibraciones. Acometemos en primer lugar la grabación de los temas que tienen por base guitarras eléctricas. A excepción de algún problemilla con el bombo y la caja de la batería, todo sale rodado. Y por mis manos van cayendo diversos modelos y variantes de las mejores guitarras eléctricas del mercado. Jaguar, Jazzmaster, Danelectro, Mustang, Gretsch. Un festival de las seis cuerdas. Y siempre bajo la atenta mirada de Paco, que siempre tiene en la manga alguna sugerencia y en la recamara algún sabio consejo. Nos sentimos sueltos y las canciones van cayendo una a una sin grandes atascos. Después de cada toma, escuchamos detenidamente la misma y comentamos la jugada, a veces utilizando la moviola, otras tantas el ojo de halcón, otras pitando penalti sin el menor atisbo de duda. Y entre tanto van cayendo anécdotas, conciertos compartidos, festivales veraniegos y algún que otro chascarrillo, muy propio, por otra parte, de un lugar donde el indie nacional tiene su primera residencia. Un deleite. Al mediodía una agradable comida junto a Muni, intercalada entre interesantes debates jurídico-morales e insólitas historias criminológicas de la España más negra. Y por la tarde toca el turno de las canciones acústicas. Y de nuevo el festival guitarrero, y la inmensa fortuna de grabar algún tema con una Takamine nueva de alta gama de las que sólo se hacen al año 4 o 5 (Paco dixit). Salvado el escollo final con una canción que opone resistencia, la tarde toca a su fin, dejandonos un muy buen sabor de boca y la sensación de que todos los planes se están cumpliendo. Y como epílogo bajamos al centro a tomar "pescaito frito" y a disfrutar de un divertidísimo concierto de Paco Loco Trío en una sala de la ciudad gaditana, en el que el maestro de ceremonias toca con mi Fender Mustang. Todo un verdadero honor. Mañana más.

miércoles, 11 de agosto de 2010

YA ESTAMOS AQUÍ...
Pués sí. Ya estamos aquí. Después de llegar al Puerto de Santa María antes de lo previsto, y de deambular entre calles de ancas, renacuajos, batracios y anfibios, más de lo presvisto, a eso de la 1.30 de la madrugada el gran Paco Loco nos abría la puerta de su casa, y nos acompañaba a los que van a ser nuestros aposentos durante los próximos cuatro días. Una bonita casa de invitados con tres dormitorios amplios y un acogedor salón , y la presencia de un calor sofocante que, raudo y veloz, Samuel solventaría con viveza accionando el aire acondicionado. DVDs, videojuegos, la revista Go Mag del mes de julio y dos grandes bafles Martin presiden la sala. Paco nos da las buenas noches, nos invita al descanso y nos emplaza para la mañana de hoy: "Ahí abajo está el estudio. Cuando os levanteis yo ya estaré allí. Llamad a la puerta y os abriré". En el ambiente se respira música, creación, buen rollo. No consigo quitarme de la cabeza que estoy en un lugar mítico, un lugar rodeado de cierto halo mágico. Y es que en esta parcela de las afueras de la ciudad gaditana, se han grabado unos cuantos discos que me han acompañado a lo largo de mi vida, que actualmente me siguen acompañando y que, con toda seguridad, me acompañarán en el futuro. No puedo reprimir la emoción y, sobre todo, la ilusión incontrolable. Estoy nervioso y no lo oculto. Ojeo inquieto la revista con Gorillaz en portada,Samuel airea su naturaleza en el baño, saco mi Danelectro de la funda, la rasgueo con desdén, hablamos de qué grabar primero, de qué grabar después, hacemos una lista fijando el orden, Samuel ejerce de improvisado pinchadiscos desde su teléfono, suena Micah P. Hinson, suena Elvis Perkins, suena Ray LaMontagne, suena Richmond Fontaine, suena The Felice Brothers, y yo me voy entonando, motivando, Samuel lo sabe, sonríe con complicidad y me afirma que sí, que la americana le tiene enganchado y que sí, que está deseando que mañana amanezca para empezar y para acabar de una vez con todo, le comento preocupado que nos ha salido un disco muy rockero, muy guitarrero, me contesta que para nada, que todo está muy compensado, y me convence, como casí siempre, y, quizás por eso yo le hago ese tipo de comentarios, para que ejerza su bien asumido papel. Y así nos dan las 3 de la mañana. La diana está fijada para las 9. Me cuesta dormir. Es inevitable. Y a eso de las 7.30 ya estoy con los ojos como platos. Y, ahora mismo, a las 8.42 Samuel duerme como un tronco mientras yo escribo esto, y no puedo evitar que se me erice el vello, al pensar que en 18 minutos nos pondremos en marcha para iniciar el viaje, hasta el momento, más emocionante de la historia de Rupert Cadell. Buenas vibraciones. Amén.

martes, 20 de julio de 2010

FIB 2010. DOMINGO.


Última jornada del FIB y apertura a lo grande: Standstill en el escenario Verde. Rodeados de ¿todos? los españoles del Festival, como diría a lo largo del concierto Enric Montefusco, los barceloneses, en extensa formación de lujo (trombón incluido), acometen un concierto memorable: 50 minutos de emoción a flor de piel, de guitarras dolorosas, de penas incurables. Abriendo el directo de manera impecable con una tripleta de oro puro formada por "Todos en píe (prefacio)", "El resplandor" y "La mirada de los mil metros", a lo largo del mismo no se echó en falta ningún clásico viejo o reciente de su discografía; "Adelante Bonaparte" suena intensa, "Cuando ella toca el piano" emociona, "1, 2, 3, sol" impresiona, "Feliz en tu día" duele. En fin, un concierto sin tacha, y, sobre todo, con un sonido que hoy sí (no tanto en el Primavera Sound) les hace justicia. El mejor directo nacional de esta edición.
The Courteeners son una banda de Manchester apadrinada por Morrissey y con un disco producido por Stephen Street (busquen en los primeros discos en solitarios del líder de The Smiths). Buenas credenciales que hacen que tenga curiosidad por verlos sobre el escenario. Les doy 3 canciones, pero el mi veredicto es claro: culpables. Su actitud sobre el escenario, al más puro estilo pop británico de manual y su falta de buenas canciones, hace que me aburra soberanamente y emigre a otro escenario en busca de mejor fortuna (leasé exactamente lo mismo en relación a Two Door Cinema Club y Foals).
En el escenario Fib Club comparecen Marcus Doo and the secret family. Se trata de un interesante dúo de escocés con española, basado en cierto tono folkie, que conjugan bonitas voces con arreglos cuidadosamente elegidos para cada canción. Me hacen pasar un buen rato mientras el sol se recoge.
Tras los desencantos de Two Door Cinema Club y Foals (leasé más arriba), la siguiente estación es Parade. En formato de cuarteto, el murciano Antonio Galvañ ofrece el concierto más divertido del presente FIB. Cantos a brujas, niños zombies, astrónomos melancólicos, científicos locos, y todo ello con una fina vestimenta en forma de pop de alta escuela. Una lectura fresca y original de la canción de 3 minutos. Para quitarse el sombrero.
A eso de las 12 de la noche el escenario Fiberfib.com ya presenta una numerosa afluencia para ver a un clásico por estos lares. Y es que siempre es un placer asistir a un concerto de Echo and the Bunnymen. Con un Ian MacCulloch por el que no pasan los años, y con una voz que a mí, personalmente, sigue emocionándome como el primer día, realizan un impecable concierto de grandes existos. Y de estos tienen unos cuantos. Destacan "Lips like sugar", siempre efectiva, y una impagable "The killing moon" con una lune creciente (o era menguante) sobre el negro cielo de Benicassim.
Y la última parada de esta edición corre a cargo de las grandes estrellas del Festival. Gorillaz la lían gorda en el escenario Verde. Damon Albarn, en su proyecto más ecléctico y abierto tanto en lo musical como en lo personal, trae consigo un verdadero espectáculo: montaje mastodóntico con pantalla al fondo del escenario con proyecciones contínuas, big band de numerosos miembros, grupo de cuerdas, estrellas invitadas (De la Soul, entre otros, pero no Lou Reed; supongo que esto no es Glastonbury), y un sonido cuasiperfecto. Alrededor de hora y media de pop, rock, soul, y hip hop en una batidora apabullante. Sin embargo, y probablemente por su excesivo eclecticismo, ofrecen, para mí humilde gusto, demasiada dispersión y, más allá de lo disfrutable que pueda ser el concierto como show, no terminan de engancharme. Experiencia curiosa, eso sí, como epílogo de mi 11º FIB.

domingo, 18 de julio de 2010

FIB 2010. SÁBADO.

Tercera jornada del FIB. El cansancio empieza a notarse en las piernas y nada mejor para combatirlo que con la apertura del escenario Fiberfib.com a cargo de los barceloneses Cuchillo. Psicodelia en clave folk por el dúo de guitarra y batería, que, apoyándose en pedales de samplers que lanzaban al aire drones de voces y acordes varios, consigue crear una atmósfera brumosa muy interesante. Centrándose en su (magnífico, por hipnótico y original) disco de debut, no se me ocurre mejor música que escuchar cuando el sol inicia su viaje de vuelta a casa. De lo mejor hasta ahora.
A continuación, el escocés (de Edimburgo para más señas, qué recuerdos) Aaron Wright (fisicamente el clon de Nacho Vegas de esta edición) comparece en el escenario Fib Club, y se hace acompañar por una banda de lujo, con cuarteto de cuerda incluido, que acentúa un majestuoso sonido que deambula entre la canción de autor, el folk y cierto regusto de soul blanco. Bonito.
Si hay algún grupo en el cartel del FIB de este año capaz de enlazar estribillos y guitarras y abrir el baúl de los recuerdos indies de los 90, estos son los irlandeses Ash. Congregando a un gran número de seguidores (británicos en su mayoría, of course) en torno al escenario Verde, van dejando caer grandes existos con canciones nuevas y, es precisamente con estas últimas con las que ponen de manifiesto que cualquier tiempo pasado fue mejor. Se hace tedioso, la pereza hace acto de presencia y, finalmente, consiguen aburrirme. Música de otro tiempo. En fin.
A eso de las 9 de la noche la cita es con otro de los nombres marcados en mi agenda particular. Jonston presentan "Taller de memoria", su nuevo disco, que, si bien para el que esto suscribe está medio escalon por debajo de su album de debut, es uno de los grandes conjuntos de canciones de los que llevamos de año. Con una banda muy solvente (y muy guitarrera, por cierto) suenan frescos y consiguen encantarme con temas como "Taller de memoria", "El cuentacuentos" o "Telefonoh".
The Sunday Drivers tocan por última vez. El de esta noche es su concierto de despedida. Consiguen aglutinar frente a sí a un numerosísimo público español y realizan un concierto al gusto de la gran masa. Suenan bien y mantienen una actitud absolutamente profesional, pero me aburren soberanamente como, por otra parte, siempre han hecho, tanto en disco como en directo. Fins aviat!
Son las 11 de la noche y los ingleses de The Clientele están sobre el escenario. Es uno de esos pequeños-grandes grupos que núnca me han defraudado, ni en las grabaciones ni en el directo. Folk exquisito, pop de autor, melancolía a raudales. Un grupo muy emocial y muy emocionante. Centrándose en su estupendo último trabajo, consiguen centrar la atención del selecto respetable con un sonido nítido y cristalino y ponen broche a su actuación con muy personales versiones de TV Personalities y Alex Chilton.
Después de ciertos problemos (Bigott dixit) con un molesto acople, la banda de Borja Laudo, bajo la dirección del bueno de Paco Loco, me hace pasar una horita absolutamente memorable. ¿Folk? ¿Canción de autor desquiciada? ¿Tropicalismo? Nada y todo, todo y nada. Segunda vez que veo al aragonés y segundo tiro en el blanco. "She´s my man", "Dead mum walking", "The party" y una magnifica "Cool single wedding" son lo mejor de la noche. Puerta grande y absoluta realidad la de este genio...

sábado, 17 de julio de 2010

FIB 2010. VIERNES.

Segunda jornada del FIB y apertura con olor a pop, del de verdad, del que está bien hecho. Y es que la Cola Jet Set no engañan a nadie: bonitas voces, estribillos edulcorados, coros bien dispuestos y 3 minutos de frenética canción. Disco a disco, acorde a acorde, guitarrazo a guitarrazo, el grupo barcelonés parece haber encontrado la quintaesencia del pop perfecto. Y es que quizás Felipe Fresón se ha enfundado el traje perfecto para la muestra de su talento. Tres cuartos de hora con la sonrisa en la boca y con un cierre memorable: "Al amanecer" de los Fresones Rebeldes, cerrandose el circulo que se abrió allá por el año 2000 cuando disfruté de mi primer Benicassim y, de la mano del disuelto grupo, vibré con la misma canción.
A continuación el escenario Fiberfib.com se pone serio. El público no permanece de pie, sino que prefiere acomodarse en el suelo para disfrutar de uno de los conciertos más elegantes de esta edición. Alondra Bentley, guitarra en mano, nos deleita con una actuación memorable, demostrando que las propuestas más íntimas pueden tener cabida en un festival como este. Con un acompañamiento de lujo formado por guitarra, ukelele, banjo, contrabajo, piano y trompeta, Alondra, algo tímida durante todo el concierto, pone sus cartas sobre la mesa. Y estas no son otras que un folk íntimo y muy bien hecho, y una voz firme y tremendamente emocionante. Momento folkie del FIB de este año.
A eso de las 8 el escenario Verde se llena de público español. Triángulo de Amor Bizarro han venido a presentar su último trabajo. Si soy sincero, núnca me ha encandilado el grupo gallego. Y no lo ha hecho ni por su música, ni por sus letras, ni, sobre todas las cosas, por su actitud. Así que, con estas premisas, asisto a su concierto desde el más sano escepticismo. Reconzco que el sonido es demoledor y que las guitarras gritan furiosas (debe haber por ahí algún que otro pedal RAT, me temo), pero siguen sin convencerme y eso que, lo juro, esta vez asistía despojado de prejucios. Plano, plano. Otra vez será.
Sr. Chinarro es un clásico. Y lo es por partida doble. En primer lugar por ser uno de los supervivientes de la primera hornada indie de principio de los 90. Y en segundo lugar por haber tocado en Benicassim unas 6 o 7 veces. Veteranos en esta plaza, como diría el propio Luque durante el concierto. Con un look barbado entre los Grandaddy y el Orson Welles de "Campanadas a medianoche" (con unos cuantos kilos menos, todo hay que decirlo) desgrana un concierto perfecto. Repasando (nuevos) clásicos de su discografía y centrándose, como es habitual, en su última trilogía, el sonido hace justicia al sevillano, que canta mejor que nunca. Una delicia.
A continuación me acerco al escenario verde. Julián Fernando Casablancas comparece para presentar su primer trabajo en solitario, al margen de The Strokes. Me acomodo, escucho y arrugo la frente. La banda viste las canciones con ciertos toques ochenteros y arreglos sintéticos tan del gusto del neoyorquino en los últimos tiempos, y ese tipo de sonido me deja frío, muy frio. Eso sí, cuando acomete grandes exitos de su banda madre ("Reptilia", "Hard to explain") el público enloquece. Y es que es hora de reivindicar los dos primeros trabajos de The Strokes. Con el tercero podemos entrar en debate, pero los dos primeros no tiene tacha. Eso sí, hubiera preferido ver al grupo americano, del que tan buen recuerdo guardo de su actuación en el mismo escenario en la edición de 2006. Aprobado raspado.
Una de las bandas que tenía apuntadas con lapiz rojo para el presente FIB eran Mumford and Sons. Los ingleses, aliados de Laura Marling y Noah and the whale, despliegan un concierto basado en la tradición folk, con cierta querencia americana. Y los instrumentos, al uso. A saber: guitarras acústicas, eléctricas, banjos, contrabajos, pianos, característicos juegos vocales y un bombo que el cantante toca a lo largo del desarrollo de la canción, manteniendo así la pulsión ritmica de la banda. Una propuesta que, sin descubrir nada nuevo, me deja un buen saber de boca.
Y a la una de la noche llega el plato fuerte del día. Personalmente el plato fuerte del festival. Y es que Vampire Weekend (junto con Standstill en el lado nacional) es una de las razones (probablemete la mayor de ellas) por las que estoy en tierras castelloneneses. La banda de Ezra Koening realiza una actuación impecable. No recuerdo un concierto en la que la sensación desde el minuto 1 hasta el 70, sea la de un tiroteo sin un sólo segundo de tregua. Abren con "Holiday" y el público estalla (estallamos). Afrontan "White Sky" y no pierdo ni un segundo en coger el teléfono y llamar a mi guapita para que escuche y entienda porque me pongo tan pesado con la banda de Nueva York (lástima, lo tiene en silencio). "A-punk" suena impecable, "Cape Cod Kwassa Kwassa" más africana que núnca, "M79" es un trallazo pop impresionante, "Run" frenética, el enlace "Campus"-"Oxford Comma" impagable. Y el bis con la tripleta "Horchata", "Mansard Roof" y "Walcott" un broche de oro para el, hasta ahora, mejor concierto del Festival. Pop, rock, punk, percusiones imaginativas, una banda engrasadísima y un carismático (y enérgico) vocalista hacen que disfrutar de Vampire Weekend en directo sea una experiencia chulísma. Un diez.
Empapado en sudor y después de beber de un trago una botella de medio litro de agua, me dirijo al escenario Fib Club para ver como Peter Hook afronta el impecable "Unknown Pleasures" de la que un días fue su banda, Joy Division. Musicalmente la banda mimetiza a la perfección el sonido oscuro de los de Manchester. Vocalmente el bueno de Hook se acerca al registro siniestro de Ian Curtis. Sin embargo, y a pesar de disfrutar de canciones como "She´s lost control" o "Transmission", la sensación que tengo es algo extraña. Acercar al FIB las canciones de la banda seminal inglesa es una deuda contraida con el festival y que hoy queda pagada. Pero el (difunto) carismático cantante es inimitable. Una (disfrutable, en todo caso) pena.

viernes, 16 de julio de 2010

FIB 2010. JUEVES.

Primera jornada del Festival Internacional de Benicassim y primera impresión (al principio de la misma, certeza al final): este año hay menos gente. La crisis, el festival de Glastonbury, un cartel (a priori) menor...No lo sé, pero el hecho es que ayer jueves se podía deambular por el recinto con relativa tranquilidad y, sobre todo, se podía disfrutar de los conciertos sin abogios ni incómodos empujones y/o pisotones. Una ventaja impagable, la verdad. Y la primera parada en mi agenda son los madrileños Cohete que a las 7:30 comparecen en el escenario Fiberfib.com. De nuevo, del mismo modo que en el Primavera Sound, un concierto maravillosamente eficaz. Las guitarras limpias, las mordaces letras, los expresivos metales, las voces a dos bandas. Espero ansiosamente su nuevo disco, del que, presumiblemente cayeron unas cuantas canciones.
La siguiente estación es el escenario Verde. Un viejo héroe del indie nacional (aunque él es inglés), Andy Jarman, lidera Southern Arts Society. El sonido es impecable, pero su propuesta me parece a día de hoy algo trasnochada, e irremediablemente me aburro y pierdo mi mirada de aquí para allá (en uno de esos requiebros consigo ver al director de "El Séptimo Vicio" de Radio 3, el señor Javier Tolentino: a cuadrarse!).
A eso de las 9 de la noche salen a escena uno de los platos fuertes de la jornada para quien esto escribe. Abel Hernández, bajo la piel de El Hijo, acompañado de una originalísima formación de percusión (de todo, y digo absolutamente todo, tipo), guitarra eléctrica ingeniosa buscando tanto la calma arpegiada como el ruido ilimitado, guitarra española, teclados y la inconfundible voz del madrileño. Dando una nueva vuelta de tuerca a su repertorio antiguo y, sobre todo, releyendo su último disco "Madrileña" en clave de folk raramente arreglado, nos obsequian con más de una hora de música tremendamente bella, que yo observo en total silencio desde la platea, aunandose en mí sentimientos que van desde la admiración más rotunda a la envídia más (in)sana. Para quitarse el sombrero.
Después de cerrar mi boca abierta (de asombro, por descontado) durante 60 minutos, me dirijo al escenario Verde. "La hijísima", Charlotte Gainsbourg, muy delgada, enfundada en blusa blanca y cuero negro, y con un aire entre tímido y distante, presenta su nuevo disco, acompañada de una bando solvente, pero que, por momentos, sobre todo en las canciones más rockeras, me da la sensación de tener ciertos aires AOR (esas guitarras pesadas, pesadas). No obstante no puedo evitar cierta sensación especial (algo fetichista, si quieren) al tener delante de mis narices al retoño de Monsieur Gainsbourg y Mrs. Birkin, a la vez inolvidable protagonista de "Anticristo", y a más a más, de mi queridísima (tú sabes porque) "La ciencia del sueño" (hay días en que aún me siento como Gael García Bernal en aquella fantástica película de Gondry). Las canciones en francés, con ese acento tan sensual, y, sobre todo, las versiones de su padre, con el Melody Nelson de por medio, irrepetibles. Momento FIB histórico.
Y a continuación otro momento histórico. En el FIB he podido disfrutar de tótems absolutos como Alex Chilton, Donovan, Lou Reed, Morrissey, Leonard Cohen, Brian Wilson. Y a la espera de David Bowie y Neil Young (que dicen que pronto caerán) faltaba el líder de The Kinks. Y el concierto fue un conciertazo. Y es que si caen hits como "All the day and all the night","Victoria", "You really got me", "Lola" o "Too much on my mind" (de mi queridísmo "Face to face") nada puede salir mal. Ray Davies, enfundado en americana y pantalones pitillo, demostró a sus 66 años estar en plena forma, tanto física como musical, y en 90 minutos reivindicó su posición como padrino del pop inglés, y demostrando en cada guitarrazo y en cada inflexión de la voz que a sus(presuntos) alumnos les falta aún mucho camino por recorrer. Un diez.
Sin tiempo que perder me dirijo al escenario Fib Club. Dirty Projectors están ya sobre el escenario. Únicamente llego a los últimos 20 minutos de actuación y lo lamento profundamente, ya que la banda de Brooklyn se me antoja como una suerte de Vampire Weekend en versión avant garde. Guitarras afiladas, coros angelicales, requiebros vocales fantásticos. La vanguardia neoyorquina en ebullición y, sin duda, una de las bandas más arriesgadas y especiales del cartel de este año. A falta de los vampiros, claros. Pero eso será mañana...

viernes, 9 de julio de 2010

VERDADES COMO PUÑOS
"Bob Dylan dijo una vez que ya de joven era consciente en secreto de su destino. Me gustaría poder decir lo mismo, pero núnca lo fui. Lo único que sentía era desesperación y un total y absoluto desconcierto: mala combinación, muy mala. No tenía ni idea de que cojones estaba haciendo, y si lo hacía era sólo por no saber qué otra cosa hacer. La música era lo único que me apasionaba, y era una pasión que cada día se hacía más fuerte. Pero no tenía ni idea de qué podría salir de ella."

Mark Oliver Everett "Cosas que los nietos deberían saber"

EELS "NOVOCAINE FOR THE SOUL"

martes, 6 de julio de 2010

EPILÉPTICO. LA ASCENSIÓN DEL GRAN MAL.
Acercarse a "Epiléptico. La Ascensión del Gran Mal" sin protección alguna, puede ser una acción no exenta de riesgo. Y es que uno puede encontrarse ante el peligro real de que le salte a la cara y le arranque algún miembro facial. O, peor aún, que se le cuele por algún orificio y se instale de manera permanente en el cerebro. Y es que la obra maestra del francés David B. produce sensaciones contrapuestas. Duele y sana. Sana y duele. Pero, en todo caso, su lectura es una experiencia absolutamente recomendable, imprescindible, diría yo. Casi 400 páginas con cierto trazo naif y con un acertado dibujo en blanco y negro (que lo emparenta con "Persépolis", otro gran comic del que hablaré proximamente), que consigue plasmar el especial universo que rodea a la narración, haciendo que la realidad establezca, plancha a plancha, una lucha feroz con el mundo onírico de su autor. Y esto no hace sino incrementar las numerosas sensaciones que afloran al sumergirse de lleno en esta novela gráfica. Contada en primera persona por su autor, la obra cuenta con un único e indiscutible protagonista: la epilepsia. Y es que "Epileptico" no es sino la autobiografía de una enfermedad terrible, la del hermano de David B. y la lucha que toda su familia (sus padres, su hermana pequeña y sus dos protagonistas) acomenten para intentar detenerla. Denso y con un sentido del ritmo insuperable, el cómic se desarrolla de forma impecable, sazonando con anecdotas personales y ciertas referencia culturales las páginas del mismo. Una sensibilidad extrema, una peculiar forma de contar un verdadero drama, la impotencia y la frustración como plato único diario, las ganas de acabar con todo, el miedo a vivir, el terror a dejar de hacerlo y, sobre todo, el amor. El amor filial, el amor fraternal, el amor en definitiva. Y como este amor se somete a varias pruebas diarias (tantas como ataques epilépticos tiene Jean-Christophe a lo largo del día), y como a veces resiste, otras veces no tanto, y otras muchas se ahoga en un mar de lagrimas y de dolor inaguantable. Una verdadera obra de arte que hace que el corazón se te encoja y el nudo en la garganta no te permita articular palabra.

lunes, 7 de junio de 2010

PRIMAVERA SOUND 2010. DOMINGO.

Llega el domingo. Después de haber dormido profundamente es hora de recapitular. Es el momento de reordenar las ideas y de empezar a acomodar sentimientos y sensaciones que, la magnífica edición del Primavera de este año, ha ido dejando por las paredes de la memoria. Pero antes de eso hay que hacer parada en otra cita ineludible, en otro de esos momentos marcados y subrayados. Son las 4 de la tarde, es la hora de la siesta, hace un calor de mil demonios. Sin embargo todo queda profundamente amortiguado a la sombra de los grandes árboles que pueblan el Parc Joan Miró y, sobre todo, al frescor que desprenden las canciones de Mc Enroe. Ya a eso de las 3 y media, la prueba de sonido va acercando al público que, perezosamente, va tomando asiento y posicionandose para ver la actuación. Y a la hora marcada comienza el lento y, por momentos, doloroso, via crucis de la música de los de Getxo. Profundizando en su maravilloso nuevo disco (mejor disco nacional de 2009?) y enlazandolo con arrebatadores momentos escogidos de su disco anterior, las guitarras a ratos rugen, a ratos acarician, a ratos duelen, a ratos curan, y todo ello presidido por la voz de Ricardo, entre vaga y agonizante, y con ciertos momentos rabiosos que no hacen sino constatar que Mc Enroe, hoy por hoy, es el grupo más emocional y más emocionante del panorama actual. El epílogo del festival ha merecido la pena. Magníficos.

MCENROE "EL ALCE"

viernes, 4 de junio de 2010

PRIMAVERA SOUND 2010.SÁBADO.

La última jornada del festival llego con las pilas a tope. He descansado bien y el día se me antoja espectacular. En el Parc del Forum se dan cita unos cuantos nombres habituales en mi equipo de música en los últimos tiempos. Y el primero de ellos es Bigott . Son las 5 de la tarde y el sol brilla con toda su fuerza. La gente, poco a poco, se va acercando al escenario Vice. Y el bueno de Borja Laudo, acompañado de su guitarra, de su ironía, y de su permanente sentido del humor, desgrana su último trabajo de forma tan eficaz que, por momentos, me parece que supera al disco de estudio. Con una banda de lujo (capitaneados por el maestro Paco Loco) y con una riqueza instrumental que no hace sino mostrar todos y cada uno de los matices (que son muchos) de las composiciones (a ratos cuerdas a ratos locas de remate) del genio aragonés, asisto durante 45 minutos, a una muestra de talento desbordante. Y un final apoteósico con una versión made in Bigott del "Dancing in the dark" de Bruce Springsteen me parece una fantástica forma de acabar un concierto.

A continuación me dirijo al Auditori. Quiero asegurarme un buen sitio para la actuación del gran Van Dyke Parks. Ante mi sorpresa no me encuentro cola y accedo directamente a la platea. Allí me encuentro con Clare and the reasons, una propuesta venida de las Américas con un sentido muy fino y estilizado de la música. Cuerdas, metales, vientos, una guitarra acústica y una voz que transita a caballo entre el jazz vocal más clásico y el folk de tradición yanqui de sangre indie. Con un sonido impecable (el Auditori es así; eso está garantizado) me parece una propuesta más que interesante. A seguir.

Con el apoyo de parte de los músicos de Clare and the reasons sale a escena Van Dyke Parks, leyenda viva de la música norteamericana de los últimos 50 años. Al verlo no puedo dejar de pensar en la tortuosa historia The Beach Boys y Brian Wilson, y, especialmente, en la epopeya que supuso la gestación y (frustrada) grabación del mítico "Smile". Este señor, con pinta de abuelo venerable que cuenta historias al calor del fuego, es el autor de todas las letras del referido album, por lo que, al tenerlo delante de mí, no puedo evitar que se me erice el vello y que me reconforte pensar que voy a disfrutar de su música en directo. Con una cuidada presentación y un formato de cámara, Van Dyke se adentra en las profundidades de sus composiciones (explicando detalladamente su origen, su razón de ser y hasta sus motivaciones) con una temática que va desde los viajes en barco, a la tragedia del Prestige o las relaciones con su mujer. Además hace interesantes paradas en la música tradicional de su país y en el Tin Pan Alley de finales del siglo XIX y principios del XX. Una enciclopedia musical viva. Con continuos agradecimientos a la organización del festival y al público asistente, se despide después de más de una hora, y todos quedamos con la sensación de haber estado presentes en uno de los momentos históricos del Primavera Sound. Gracias a tí, Van Dyke Parks.

Todavía con el buen sabor de boca del concierto anterior la cita ahora está en el escenario Vice. No hay tiempo que perder. Allí tocan The Bundles, un supergrupo surgido de las cavernas del anti-folk americano, con Jeffrey Lewis y Kimya Dawson como principales artífices. La ausencia por motivos personales de esta última resta un poco de interés a la actuación. Aún así, disfruto, sentado en una de las nuevas gradas laterales de este escenario, de un concierto que oscila entre el desorden propio de sus autores y cierta candidez naif.

A continuación otro de los platos fuertes del día. Standstill en el escenario Adidas. Como me gusta esta banda. La gran sorpresa en directo del festival. Con un sonido nítido y claro (aunque algo bajo de volúmen, todo hay que decirlo) hacen estación en su interesante nuevo trabajo, con parada en el impagable "Adelante Bonaparte II", y, sobre todo, en sus grandes canciones (de estas andan sobrados) de sus dos trabajos anteriores en castellano. Destacan sobremanera "1, 2, 3, sol" (increible intensidad) o la emocionante "Feliz en tu día". Muy grandes.

Y llegan las diez de la noche. Grizzly Bear comparecen en el escenario Ray Ban que, cinco minutos antes de la actuación, ya se encuentra abarrotado. Consigo hacerme un hueco y posicionarme en un lugar de lujo. La banda de Brookyn suena genial. Absolutamente genial. Me maravilla como cuatro tíos (sólo cuatro tíos) son capaces de llevar al directo de forma tan solvente, un disco tan cargado de arreglos y matices como "Veckatimest". La banda suena muy seria y muy compacta, consiguiendo un sonido muy psicodélico y acercando, de este modo, las nuevas canciones a las antiguas composiciones. Por el camino alternan pianos, aderezados con guitarras, a veces calmas, otra veces furiosas, detalles de omnichord o guiños folkies por medio del autoharp. Pero, sobre todo, es la sección rítmica lo que da a su directo un nivel superior. Impresionante. Y que decir de los coros. No sólo respetan lo grabado en el disco, sino que van mucho más allá. Todo un señor concierto.

Finalizado el oso me esperan Buitl to Spill en el ATP. Consigo un sitio excepcional en la grada y, nada más llegar, me sorprende que la colocación de los instrumentos y las pruebas pertinentes las hagan los propios músicos. La banda americana no entiende de divismos. Buena señal. Con ciertos problemas de sonido entre canción y canción, la actuación se despliega perezosamente y no veo a Doug Martsch especialmente cómodo. Eso sí, el sonido es espectacular, y la puesta en escena, con tres guitarras, por momentos muy neilyoungdianas (sic), impresiona. Como punto negativo: una sóla parada en su magnífico último disco. ¿Será que al bueno de Doug no le gusta?. Quién sabe, cosas de genios.

Y para acabar con una edición realmente fantástica del Primavera Sound, que mejor que hacerlo con ZA!. "Macumba o muerte" es su último trabajo. Y elijas macumba o elijas muerte puedes prepararte para entrar en una rueda de sensaciones que ván mucho más allá de lo estrictamente musical. El duo no toca música, la vive. Y la vive hasta la extenuación y contagia esa actitud a un público entregado, consiguiendo que la interacción con el mismo forme parte del concierto (algún Manos de Topo podría hablar de esto largo y tendido). Increible. La batería enloquecida, las percusiones africanas, el ruido blanco de la guitarra, las cuerdas rotas, las trompetas desquiciadas, los sonidos guturales mezclados con efectos varios. Todo ello crea una suerte de mantra hipnótico que hace que, por momentos, pierdas la cabeza. Un concierto de ZA! es una experiencia única e irrepetible. No se me ocurre mejor forma de acabar un festival. Menudos locos cariocos.

GRIZZLY BEAR "SOUTHERN POINT"

miércoles, 2 de junio de 2010

PRIMAVERA SOUND 2010. VIERNES.

Llego temprano al recinto del Parc del Forum. No quiero perderme a Owen Pallett en el Auditori. Para mí, su concierto está señalado con lapiz rojo. Primera sorpresa: la cola da la vuelta alrededor del edificio. Tras esperar pacientemente logro acceder a tiempo y consigo una butaca preferencial. El amigo Pallett, secundado por un imaginativo músico a la guitarra y a las percusiones, desgrana, con la ayuda de su violin, un teclado y pedales secuenciadores, las canciones de su magnífico último disco, con paradas necesarias en sus dos anteriores. Por momentos cualquiera diría que hay una orquesta sinfónica secundado al canadiense. Pero no. A pesar de las dificultades técnicas que esto puede repararle, consigue crear un sonido y un ambiente únicos y su concierto cumple con mis expectativas. Muy, muy interesante.

Me dirigo al escenario Vice. Allí me esperan los madrileños Cohete, una de las grandes sorpresas de la temporada pasada. Presentan su primer disco (¿será el disco en castellano que más he oído en los últimos 4 meses?) y algúna que otra nueva canción que, no sólo parece estar al nivel de las viejas, sino que, por momentos las supera. Muy divertidos, frescos y con un magnífico sonido, las ingeniosas letras del grupo (que, curiosamente, en directo se entienden mucho mejor que en el disco) calan en un público que, perezosamente, se va acercando al escenario. Sonrisa en la boca constato que estamos ante una realidad patente en el panorama nacional.

Sin tiempo que perder voy camino del Auditori. Low van a desgranar, canción a canción, uno de sus mejores discos, "The great destroyer", aquel (leve, levísimo) giro al pop del grupo de Duluth con la (por entonces muy de moda) producción de Dave Fridmann. Desde que supe la presencia del grupo americano en la presente edición del Primavera Sound, he tenido sueños húmedos con este momento. La cola, de nuevo, es impresionante. Consigo acceder, acomodarme en mi asiento y disfrutar. Porque sí, esa es la palabra, disfrutar. Un verdadero deleite para los sentidos. El trío toca, por el mismo orden que en el disco y sin decir una sóla palabra hasta la penúltima pieza, todas y cada una de las pequeñas obras maestras de aquel trabajo. La acitud matemática de Mimi Parker a la percusión, la corrección instrumental de Steve Garrington al bajo, y el control y la modulación del volumen, la intensidad y la emoción de la guitarra y de la voz de Alan Sparkawk impresionan. Este tío es muy, muy grande, de verdad. Sensibilidad a flor de piel en piezas como "California", "When I go deaf", y, sobre todo, en mi favorita "Death of a salesman". Momento Primavera irrepetible. Lo del Auditori no tiene precio.

Después del shock, me dirijo, de nuevo, al escenario Vice. Allí tocan Yo la tengo disfrazados de grupo garagero interpretando versiones de clásicos de los 60 y 70, bajo la careta de Condo Fucks. Siempre es un placer volver a ver al grupo de Hoboken, pero el concierto me deja algo frío. Un sonido algo plano y pocos matices en la interpretación, pero, aún así todo perdonable, of course.

Teen dream se va a convertir en un pequeño clásico del indie contemporaneo. Y sí no, al tiempo. De aquí a 10 años lo interpretaran de pé a pá en el Auditori. Y es que Beach House son toda una realidad. Esta es su temporada y el escenario ATP así lo cerciora: no cabe un sólo alma. Consigo llegar justo al inicio del concierto, situandome de pie al final de la grada del mismo. El sonido es impecable. El dúo de Baltimore, con la ayuda de un excelente e imaginativo batería, consigue emocionarme. La presencia de este tercer miembro hace que la actuación sea realmente orgánica y la nitidez y el ambiente creado sean insuperables. Uno de los conciertos del festival.

Sin tiempo que perder me dirijo al escenario grande. Allí espera otra de las citas ineludibles del festival. Un clásico contempóraneo: Wilco. Moviéndome entre la masa cual lagartija escurridiza, consigo hacerme con un sitio más que digno (teniendo en cuenta que llego 5 minutos antes del inicio y que la esplanada está abarrotada) y espero. Comienzan con "Wilco (the song)" y con graves problemas de sonido que, son salvados, al instante, por un Jeff Tweedy con unas tablas sobre el escenario dignas de admirar. Y así, van picando allí y allá sobre su vasta discografía. Y en los momentos sublimes llegan a emocionarme. Leasé "Jesus, etc.", "A shot in the arm", "Via Chicago". Me llama mucho la atención las pocas paradas que hacen en sus dos últimos discos (más teniendo en cuenta que el último es el que están presentando), pero esto no hace más que confirmarme que, a la par que han ganado en profesionalidad y actitud sobre el escenario (¿la más grande banda de rock en directo actualmente?), el bueno de Jeff y sus secuaces han mermado artísticamente en el estudio (Jay, where are you?, I miss you so much).
Después de los 90 minutos de Wilco toca desengrasar. Y que mejor que hacerlo con el bueno de Panda Bear. La verdad es que tenía muchas expectativas puestas en el concierto del miembro del colectivo animal. Primero porque su disco "Person pitch" me pareció, me parece y me parecerá una pasada (The Beach Boys meets Kraftwerk?), y segundo porque soy fan incondicional de todo lo que huela a Animal Collective. Sin embargo, Noah Lennox nos sorprende a todos con un set de canciones nuevas (tan sólo una parada en su disco de debut) y con una puesta en escena un tanto fría, apalancando tras sintetizadores y con la guitarra en ristre. Supongo que como experiencia psicodelica, ayudada en parte por las imagenes que se iban proyectando, sería muy interesante. Pero el cansancio se manifiesta y no le pillo el truco. Otra vez será.

De nuevo al escenario San Miguel. Los Pixies es otro de los nombres gordos del cartel. Ya tuve la oportunidad de verlos en una accidentada actuación en el FIB de 2006, con parada de 20 minutos de por medio por avalanchas constantes por parte del público de las primeras filas, y, quizás por ello, les tenía muchas ganas. Quería ver un señor concierto del tirón. Y esta vez no defraudan. 90 minutos de pequeños clásicos del indie americano de finales de los 80 y principios de los 90. Grupo seminal donde los haya. Se puede pensar que es muy fácil mantener una actuación con un repertorio tan sólido y, sobre todo, con canciones tan, tan buenas, pero el movimiento se demuestra andando. Y los Pixies lo demuestran, vaya que sí lo demuestran. Frank Black, tan arisco y distante como de costumbre, canta como núnca y el grupo se muestra muy engrasado. El inicio con "Cecilia Ann" y el cierre con "Where is my mind?" impagables. Por medio paradas en todos sus discos, disfrutando de grandes temas como "Debaser", "Monkey gone to Heaven" o (sorpresa, sorpresa) "Velouria". Echo el cierre a eso de las 3 de la mañana. Otra vez la sensación de felicidad inevitable. Otra vez la sonrisa en la cara. Que gran Primavera por Dios...

martes, 1 de junio de 2010

PRIMAVERA SOUND 2010. JUEVES.

Llego al recinto para recoger la pulsera. Hago cola. Entro al recinto y me dispongo a sacar tickets de bebidas. Hago cola. Primera impresión: esto se ha desmadrado. Es jueves, son las seis de la tarde y la cantidad de gente ya abruma. Con los tickets en mi poder corro (literalmente) al escenario Ray Ban para ver a The Wave Pictures. Y, como de costumbre, no me defraudan en absoluto. Buen sonido, buena actitud y, sobre todo, buenas canciones. Muy buenas canciones. Intercalan grandes clásicos de su repertorio con su nuevo disco (ojito con el nuevo, porque si en las dos primeras escuchas me descolocaron un poco, en el momento actual soy fan irredento). Y de nuevos los ecos de Hefner, de Jonathan Richman y los interludios guitarrísticos tan, tan Television. "Now you´re pregnat", con el batería Jonny al micrófono no tiene precio. Estupendo inicio de un Festival que se me antoja maravilloso.
A continuación llego al escenario Vice. Half foot outside se despiden y hay que estar allí para dar fe de que en directo son una de las más engrasadas máquinas del panorama nacional, y que su canto de cisne, "Heavenly", fue seguramente uno de los mejores discos de indie rock con mayúsculas hechos en este país. De hecho el concierto se basa en este último trabajo, dejando perlitas de sus anteriores discos. Guitarras potentes, ritmos frenéticos y nada de dramas ni tragedias. Un concierto muy divertido, aunque quizás, por momentos, el sonido no les hizo justicia.
De paso hacia el escenario San Miguel, me detengo a ver The XX. Un sonido oscuro, con bajos profundos y teclados agobiantes me recuerdan que el legado de The Cure o Joy Division ha calado ondo en las nuevas generaciones. Sin embargo a estos les veo un punto de impostura que no me convence nada. Quizás les de una nueva oportunidad.
Superchunk arrancan su concierto como dictan los canones del buen power pop. Potencia, velocidad y melodías. La independencia americana de los 90 saldará hoy sus cuentas en Barcelona con dos de sus máximos exponentes. Uno de ellos son estos. La banda de Mac McCoughan suena compacta, muy compacta y la actitud sobre el escenario, tremendamente entregada, no es propia de personas más cercanas a los 50 que a los 30. El indie pop es así. Y Superchunk lo saben. Muy, muy revitalizantes.
Once de la noche. Se acabaron las bromas. La seriedad se apodera del Parc del Forum. Se apagan las luces. El escenario ATP acoge a los músicos de una de las bandas más grandes que ha dado la independencia americana de los últimos 20 años. Tortoise en escena. Los de Chicago desgranan en una hora todo lo que muchos han intentado y muy pocos han logrado. Rock, post-pop, post-rock, jazz, post-jazz. No hay etiquetas. Suenan a ellos mismos. Se reinventan a ellos mismos, creando un nuevo género en cada nota. Intercambiandose instrumentos como quien cambia de camisa, desgranan un verdadero recital, demostrando que el virtuosismo no está reñido con la emoción. Impagables los largos desarrollos instrumentales a dos baterías. Vuelvo (si es que algúna vez dejé de hacerlo) a creer en el post-rock instrumental. Me sigue poniendo pa..te.
Y llega el momento cumbre de la noche. El momento Primavera 2010. En el escenario San Miguel no cabe un alma. Todos aguardan a Pavement. La gente habla, espera, comenta, se impacienta. A mi lado algunos hacen sus conjeturas sobre que canciones sonarán, sobre aquella con la que cerraran, sobre recientes conciertos en París. Y a la una en punto salen al escenario. Lo primero que llama la atención es el aspecto de los americanos. Todos han envejecido de forma apreciable, perdiendo pelo por el camino y ganando peso. Todos menos el señor Malkmus, manteniendo el tipo y con la misma pinta de post-adolescente travieso. Y comienzan con "Cut your hair". Impresionante sonido. Impresionante actitud. Stephen Malkmus cantando como núnca, Bob Nastanovich tan loco como siempre, Mark Ibold con su bajo sonrisa en la boca, Scott Kannberg jugando con las seies cuerdas, y Steve West solvente con las baquetas (como me gusta este tío, siempre he pensado que el sonido Pavement le debe mucho a este barbudo). Desgranan, en más de hora y media, una parte muy importante e influyente de la historia del indie americano. Y por el camino caen "Silent Kit", "Stereo", "Gold soundz", "Shady lane", "Spit on a stranger" (qué emoción), "Range Life". ¿El mejor concierto de mi vida? Pués no lo sé. En el top 5 seguro, seguro. Mi cara de tonto durante el resto de la noche y durante todo el día siguiente me delataría. Hasta que llegó Owen Pallett. Pero eso es otra historia...

lunes, 31 de mayo de 2010

I´M SO TIRED...
Tres días intensos. Tres días de emociones y sensaciones. Tres días de música. Tres días de Primavera. Esto vuelve a la vida. Mañana más. Ahora estoy tan cansado...

THE BEATLES "I´M SO TIRED"