miércoles, 11 de agosto de 2010

YA ESTAMOS AQUÍ...
Pués sí. Ya estamos aquí. Después de llegar al Puerto de Santa María antes de lo previsto, y de deambular entre calles de ancas, renacuajos, batracios y anfibios, más de lo presvisto, a eso de la 1.30 de la madrugada el gran Paco Loco nos abría la puerta de su casa, y nos acompañaba a los que van a ser nuestros aposentos durante los próximos cuatro días. Una bonita casa de invitados con tres dormitorios amplios y un acogedor salón , y la presencia de un calor sofocante que, raudo y veloz, Samuel solventaría con viveza accionando el aire acondicionado. DVDs, videojuegos, la revista Go Mag del mes de julio y dos grandes bafles Martin presiden la sala. Paco nos da las buenas noches, nos invita al descanso y nos emplaza para la mañana de hoy: "Ahí abajo está el estudio. Cuando os levanteis yo ya estaré allí. Llamad a la puerta y os abriré". En el ambiente se respira música, creación, buen rollo. No consigo quitarme de la cabeza que estoy en un lugar mítico, un lugar rodeado de cierto halo mágico. Y es que en esta parcela de las afueras de la ciudad gaditana, se han grabado unos cuantos discos que me han acompañado a lo largo de mi vida, que actualmente me siguen acompañando y que, con toda seguridad, me acompañarán en el futuro. No puedo reprimir la emoción y, sobre todo, la ilusión incontrolable. Estoy nervioso y no lo oculto. Ojeo inquieto la revista con Gorillaz en portada,Samuel airea su naturaleza en el baño, saco mi Danelectro de la funda, la rasgueo con desdén, hablamos de qué grabar primero, de qué grabar después, hacemos una lista fijando el orden, Samuel ejerce de improvisado pinchadiscos desde su teléfono, suena Micah P. Hinson, suena Elvis Perkins, suena Ray LaMontagne, suena Richmond Fontaine, suena The Felice Brothers, y yo me voy entonando, motivando, Samuel lo sabe, sonríe con complicidad y me afirma que sí, que la americana le tiene enganchado y que sí, que está deseando que mañana amanezca para empezar y para acabar de una vez con todo, le comento preocupado que nos ha salido un disco muy rockero, muy guitarrero, me contesta que para nada, que todo está muy compensado, y me convence, como casí siempre, y, quizás por eso yo le hago ese tipo de comentarios, para que ejerza su bien asumido papel. Y así nos dan las 3 de la mañana. La diana está fijada para las 9. Me cuesta dormir. Es inevitable. Y a eso de las 7.30 ya estoy con los ojos como platos. Y, ahora mismo, a las 8.42 Samuel duerme como un tronco mientras yo escribo esto, y no puedo evitar que se me erice el vello, al pensar que en 18 minutos nos pondremos en marcha para iniciar el viaje, hasta el momento, más emocionante de la historia de Rupert Cadell. Buenas vibraciones. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario