jueves, 4 de junio de 2009

PRIMAVERA SOUND: VIERNES
Llegamos al recinto temprano y tras asegurarnos el ticket para ver a My Bloody Valentine en el Auditori, nos encaminamos hacia este escenario para ver a Damien Jurado. Me sorprende que la cola para entrar tenga una dimensión considerable, sobretodo teniendo en cuenta que son las 4.30 de la tarde, que el sol está en plan vengador, y que el artista no es mayoritario. Entramos, nos acomodamos y sale el de Seattle con sus enternas Converse y su camisa de leñador. Se acomoda, y sin mediar palabra, coge su guitarra acústica y nos deleita con un set de unos 50 minutos, sentando cátedra sobre como mantener un concierto a base de guitarra y voz, sabiendo modular tanto el volumen como la intensidad de una y de otra. Un maestro. Genial.
Volvemos al (caluroso) mundo real y nos dirigimos sin dilación al escenario Rockdelux. Sobre el mismo ya están tocando Jason Molina y sus Magnolia Electric Co.. Me sorprende el sonido optimista que desarrollan y aunque suenan muy bien, no me terminan de engachar. Quizás debería prestarles más atención. Quizás.
Trás estos, enfilamos nuestros pasos al escenario Ray Ban Vice para ver a Los Punsetes, una de esas bandas que la escena madrileña se ha sacado de la manga en los últimos tiempos. Actitud y sonido entrelazando el indie de los 90 con la movida madrileña de los 80. Un concierto correcto.
Al terminar nos encaramamos al escenario Rockdelux donde Spiritualized nos ofrecen el que, para mí, sería el mejor concierto hasta el momento (y que seguría siendo al finalizar el festival). Rock, psicodelia, soul. Un viaje de 1 hora y cuarto por el universo especial y espacial de Jason y sus secuaces. Grandes, grandes. Impresionante.
Sin mucho tiempo para comentar la jugada, y con la pena en el corazón de no poder ver ni un minuto de mis adorados The Pains of Being Pure at Heart (por lo oído y leido posteriormente, estuvieron a la altura), nos dirigimos al Auditori para ver a My Bloody Valentine. Ya al principio de la tarde, al recoger las entradas, nos proporcionaron tapones para mitigar el ruido que, previsiblemente, desarrollarían los ingleses. Yo (ignorante, lo reconzco) achaque el gesto a una celosa muestra más de efectismo barato, y así lo comenté tanto allí, como hablando por teléfono con casa. "Nos quieren asustar con la tormenta sónica, pero en fin, no creo que sea para tanto". Pero me equivoco. De hecho, aguanto solamente dos canciones sin ellos. Tras éstas los considero absolutamente imprescindibles. Como experiencia sensorial no tiene precio. Por un momento el Auditori parece una nave a punto de despegar en un viaje sin retorno. Sin embargo, en el plano estrictamente musical, me decepcionan. El abuso de volumen en las guitarras y la falta del mismo en las voces hace que no disfrute del concierto como, supongo, merecía. En fín, una pena.
Rapidamente nos dirigimos al escenario Estrella Damm para disfrutar de otro de los platos fuertes del Festival. Jarvis sale a escena con pinta de profesor universitario de literatura de los años 70. Su concierto es irregular. A las nuevas canciones les falta alma. Sin embargo, los temas del anterior disco si están a la altura. Sentimiento agridulce. Tengo la sensación de haber visto un concierto a medias.
Tras ver al ex Pulp, toca descansar, reponer fuerzas y cenar algo. El día ha sido largo, el sueño pesa y el cansancio comienza a notarse en las piernas. Mañana nos espera otra jornada maratoniana y hay que estar a la altura. Salimos del recinto a eso de las 2 dirigiéndonos a un taxi que, además de llevarnos al Hotel, pondría los puntos sobre la íes.

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