Una de esas películas que tenemos pendientes. Sofá, manta, tu perfecta compañía y un maratón de cine con efectos evidentes para nuestros ojos, que quedarán rojos, y para nuestras almas, que quedarán un poquito más llenas. Mientras tanto, encontramos el necesario refugio en Migala, haciéndo inolvidables las noches del mes de abril, al que ya decimos adiós. Que pase Mayo. Estoy preparado...
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