viernes, 27 de febrero de 2009

CABALLOS

Una de la tarde. Suena el timbre de casa. Desde hace algún tiempo cogí la costumbre de ignorar ese molesto ruido, pero dada la insistencia en la llamada y que, de pronto, caigo en la cuenta de estar esperando un jugoso pedido, contesto al interfono. El cartero. Mis discos directamente desde Nueva York. Me encanta la espera que transcurre desde que abro la puerta del portal hasta que me encuentro cara a cara con el mensajero. Me entrega un aparatoso paquete. Como un niño abriendo regalos el día de Reyes, el frenesí se apodera de mí y no logro atinar con un destartalado cuchillo para conseguir romper la celosa cinta adhesiva unida a la cajita de cartón. Mi hermana, presente en el acto conocedora de que en ocasiones éste adquiere visos de solemnidad, me advierte de la inutilidad del mencionado cuchillo y me aconseja, sabiamente como no, que pruebe con otro mucho más acertado para la dificultosa apertura. Yo, como en una nube hasta ese instante, descendiendo a la cruda realidad, asumo mi verdadera edad física y tomo conciencia del momento: es verdad, el cuchillo no vale; es verdad, no tengo 7 años ni es el día 6 de Enero. Por ello, consigo hacerme con uno mucho más apropiado y, por fin, consigo abrir el tesoro. La música suena alta en mi habitación. La música suena muy bien. Este fin de semana toca una buena dosis de Band of Horses y batidos de fresa. Vuelvo a sentirme otra vez un poco Benjamin Button...

5 comentarios:

  1. Todo un alegato contra la piratería, sí señor. Esa sensación de abrir un disco no te la proporciona internet, cierto es, pero en los tiempos que corren la conciencia te dice que no compensa gastarse 20€ por vivir esa sensación de comprar un disco, ir corriendo a tu casa, abrir el plástico, meterlo con cuidado en la minicadena, abrir el libreto, tumbarte en la cama y ojearlo mientras escuchas el CD. Dicho así parece que sí compensa la verdad... Bueno, siempre se puede llegar a un pacto con el diablo: en vez de comprarte el disco de 20€ que deseas, te compras el que esa gran superficie ha puesto de oferta a 10 o incluso 8€ y que también deseas.
    Soluciones intermedias para tiempos de crisis.

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  2. ¿No compensa gastarse 20 Euros por vivir la sensación de comprar un disco, ir corriendo a tu casa, abrir el plástico, meterlo con cuidado en la minicadena, abrir el libreto, tumbarte en la cama y ojearlo mientras escuchas el CD (o el disco de vinilo -mucho mejor en este caso-)?
    Me temo que a mi si me compensa mi querido/a Anónimo/a...o eso o yo estoy perdiendo el juicio o soy un romántico empedernido. A día de hoy (y precisamente a día de hoy) no descarto ningúna de las dos posibilidades.

    Un saludo!!!

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  3. Creo que si te gastas ese dinero no es debido a que estés perdiendo el juicio ni a que seas un romántico empedernido (o sí, quien sabe, no te conozco); simplemente es que te lo puedes permitir. Ojalá me pudiera permitir yo comprar ese tocadiscos de la tienda de regalos y antigüedades de la calle Arenal (eso sí que sería romántico); y entonces los vinilos también formarían parte de mis polémicas elecciones.
    Un saludo.

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  4. Sinceramente no creo que se trate de una cuestión meramente económica, sino más bien una cuestión de prioridades. Conozco muchísima gente que puede permitirse comprar discos con asiduidad y, sin embargo, optan por gastarse mucho más en una sólo noche de fin de semana.
    En cualquier caso, desde mi punto de vista, si que forma parte de cierto romanticismo, o al menos un romanticismo melómano, y más en los tiempos que vivimos para la música, acercarse a una tienda especializada (con todo el encanto que éstas tienen) y perder (o ganar) una hora echándo un vistazo a las cubetas para encontrar algo que realmente merezca la pena.

    Saludos!!!

    P.d. ¿Es bonito el tocadiscos de la tienda de la Calle Arenal? ¿Los vinilos parte de tus POLÉMICAS elecciones? :)

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  5. El tocadiscos de la calle Arenal es tan bonito que en su día lo quise comprar para alguien que no era yo. Era tan bonito, me gustaba tanto y me hacía tan feliz verlo, que sabría que me haría aún más feliz si cabe comprarlo para regalarlo y ver la cara que la otra persona ponía al abrirlo. Por suerte no lo hice, porque ahora sé que no sentía las cosas como yo.
    Los vinilos serían para mí polémicas elecciones porque si además de la cantidad de CDs que me quiero comprar, le tengo que sumar los vinilos, no sería capaz de elegir en 5 horas tan sólo uno.
    Y sí, tiene mucho encanto ir a una tienda a revolver discos, demasiado para los tiempos de crisis que corren diría yo.
    Un saludo.

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