sábado, 10 de enero de 2009

MY BLUEBERRY NIGHTS

Mis noches de arándano. O como perseguirse a uno mismo tratando de encontrarse y evitando engañarse durante el arduo trabajo. “¿Por qué siempre tienes que fiarte de todo lo que te digan? ¿Por qué siempre te fias de todo el mundo?”, pregunta la empedernida y, a la vez, encantadora jugadora de poker interpretada por Natalie Portman a la protagonista Elizabeth (Norah Jones en su primer papel cinematográfico), durante uno de los momentos más emotivos de la cinta. Beth. Lizzy. Elizabeth. Nuestra Elizabeth en una búsqueda sin tregua intentando perderse (o era encontrarse –bueno me temo que es lo mismo-) por parajes inhóspitos de la geografía yanqui, remitiendo a similares parajes, igualmente inhospitos, de una geografía ciertamente inabarcable como es la sentimental. Imposible no identificarse con el papel. Imposible no quererla. Del desengaño a la carretera. Del desamor a los bares. Del desencuentro al encuentro con almas solitarias, perdidas y peligrosamente desangeladas. Wong Kar Wai en estado puro. Poesía hecha cine. Planos delicadamente tratados y Ry Cooder dibujando finos trazos con su guitarra, construyendo el complemento ideal a la belleza de las imágenes. Y el amor esperando pacientemente el regreso de la que un día se marchó…..Grande. Muy grande.

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