viernes, 16 de enero de 2009

DISCOS DE MI VIDA I : NOSOTRÄSH “POPEMAS” (Elefant Records, 2002)
Si hubo un disco nacional que realmente calara hondo en mi en el año 2002 (ya han pasado 7 años….no me lo puedo creer) ese fue “Popemas”. Y caló desde el principio. Flechazo absoluto. Amor a primera vista. Y es que, después de mucho tiempo, el otro día volví a escucharlo y el idilio se mantiene intacto. Sigo enamoradísimo y con la necesidad de pregonarlo por el mundo entero. Sirva, para ello, esta humilde entrada…

Con Ibon Errazquin (Le Mans, Single) a los mandos, la instrumentación perfecta para cada pieza, y un amateurismo bien entendido, consiguen 20 (21 si contamos la pieza escondida al final) miniaturas de pop rozando en todo momento la perfección, y, manteniendo una elegancia mayúscula, muy por encima de la media. Si el minimalismo se define como menos es más, nos encontramos aquí ante un ejemplo más que elocuente. Canciones (o ¿eran poemas? –en fin, es lo mismo, nunca un título de un disco fue más acertado, consiguiendo la conmixtión perfecta entre música pop y poesía) de no más de 2 minutos que se cuelan por las ranuras de los poros abiertos de la piel en dirección al corazón, instalándose de modo permanente como verdaderas ocupas de la emoción, elevando y, a ratos rebajando hasta mínimos preocupantes, el estado de ánimo. Euforia, optimismo, alegría, tristeza, melancolía feroz son algunos de los sentimientos extremos que pueden experimentarse durante los 37 minutos que dura el viaje por “Popemas”. Pero el viaje tiene un destino cálido y agradable. La sensación de estar lleno y satisfecho es equiparable a la del deber cumplido, o a ese placentero (aunque a veces breve) recuerdo de cierto momento vivido en buena compañía.

Y es en las letras del disco donde Nosoträsh te atrapa de forma definitiva. Es, sin duda, el gran valor de este trabajo de las asturianas. Y es que en ellas abarcan todo lo abarcable en el plano sentimental. Desde una escena de felicidad cotidiana y no por ello menos disfrutable (“Mirarme en tus ojos, oírte charlar, dejar que me peines en vez de pensar”), pasando por un reclamo de independencia (quizás ruptura) en una relación de pareja (“Yo ya sé conducir y hoy fijo un rumbo nuevo a mi corazón, ya no hay marcha atrás, ni nada que hablar pues yo ya no soy copiloto de tu amor”), crisis existencialista (“Limpio el polvo a mi vida y no encuentro, saco brillo al silencio y no entiendo, afeitando el olvido sin tiempo, manoseo el recuerdo sin prisa y se pasa la tarde y no tengo…nada, todo”), momentos de esperanza y fe en el futuro (“Preguntaste: -¿por qué se acaban los besos? Y te dije que insistieses, siempre quedará algún resto), algún intento por escapar de la monotonía, que, particularmente, es mi momento preferido del disco (“Y espero bocabierta el resto de m vida, me reto cada día a ser casi la misma, sumando santos a un mismo calendario amargo, haciendo círculos en rojo algún sábado”). Y, en fin, un compendio de emociones a flor de piel, adaptadas en forma de pequeños haikus a la asturiana con la mejor banda sonora posible, que, a día de hoy y a 7 años vista de su edición, me sigue sobrecogiendo de la misma manera. Como esos amores incorruptibles e intocables. Después vinieron conciertos en los que todo encajaba y merecía la pena, noches dramáticas, otras tragicómicas, discos posteriores, festivales,… y yo recomendando el disco hasta la saciedad a personas que lo merecían y a otras que no tanto…Pero eso es otra historia. Mientras tanto y parafraseando a las de Xixón “Vendrá el frío y aunque ya no estés aquí, sigo remendado mis recuerdos, daño tras daño”. Yo continúo a la (tensa) espera…

NOSOTRÄSH "SIMULACRO"




No hay comentarios:

Publicar un comentario